martes, 24 de enero de 2012

El palacio que se hunde, el rey de nombre gracioso y sus apariciones en el rock inglés.

La noticia cuenta que el Támesis se está por tragar al parlamento inglés (Palacio de Westminster). Así, literalmente. El río pide la friolera de 1.000 millones de libras esterlinas de rescate (en obras de reparación).

El maravilloso edificio luce la postal más característica de la ciudad de Londres, la que conocemos como torre del Big Ben, aunque lo más apropiado sería hablar de "la" Big Ben, ya que este es el nombre de la campanita (de unas 13 toneladas) que habita en su interior.

Lo que se está hundiendo está sobre unos terrenitos con 1.000 años de historia. En el lugar en el que se emplaza el Palacio de Westminster el rey Canuto el Grande estableció su residencia en los primeros años del Siglo XI.

Sí, claro, mil años después en Argentina el nombre Canuto suena más bien ridículo y nos remite a un personaje de Carlitos Balá o al padre de Canito en la recordada serie animada de Hanna-Barbera. Pero en aquellos tiempos nadie se lo tomó en joda.
Canuto era hijo de un rey vikingo al que llamaremos simplemente Sven, ya que su apellido es imposible (dejémoslo en Sven I de Dinamarca). Junto a su padre invade Inglaterra, así que termina siendo rey de Inglaterra y dominando también Dinamarca, Noruega y buena parte de Suecia.

El punto es que Canuto tenía fama de ser un gobernante muy inteligente y de tener un poderío naval inmenso. Cosa que fue tan célebre como el altísimo nivel de alcahuetería de su muy aduladora corte.

La mezcla de ambas cosas (poderío naval + alcahuetería) provocó que se empezara a correr la bola de que Canuto tenía el poder de dominar los mares, en especial el furioso Mar del Norte que unía sus dispersos territorios. Según la creencia, Canuto dominaba a su voluntad las mareas y con una orden suya, las olas se detenían antes de mojar sus pies. La bravura del Mar del Norte, las distancias entre Noruega, Dinamarca e Inglaterra y la facilidad con que esa creencia cundió en sus súbditos, conviene ponerlas en la perspectiva de gente del año 1000 d.c. para entender de lo que estamos hablando: no era cualquier cosa que un rey tuviera semejante fama en esa época.

A Canuto le hinchaba mucho las pelotas que se dijeran semejantes giladas. Un poco porque era un tipo inteligente y otro tanto porque había abrazado la fe cristiana (de hecho fue quien introdujo esa religión en Dinamarca) y concebía como una ofensa a Dios que se le atribuyeran tales poderes.Así que un día, el tipo se fue hasta la playa, puso su trono en la arena y cuando la marea subió, luego de quedar casi sumejido, se volvió nadando a la costa, seguro de haberle ahogado los argumentos a aquella creencia. Al menos entre los testigos que, se suponía, saldrían a chusmear que paren las rotativas, que el rey será todo lo copado que quieran pero no, no domina los mares.

No sabemos si Canuto el Grande logró su cometido con la escenita del trono en la playa. Pero lo que si logró es pasar a la historia por ella, aún eclipsando grandes aciertos de sus estrategias políticas y militares.

Canuto y el rock inglés.
Novecientos y pico de años después de aquel chapuzón de Canuto, la canción de Sting, titulada "If I ever lose my faith in you" (1993), habla de que puede perder la fe en muchas cosas (la iglesia, los políticos, la ciencia, la tv) pero que no sabría qué hacer si pierde la fe "in you" (la amada, dios, vaya uno a saber). La cuestión es que para graficar el tema de la fe, el video clip muestra a Sting vestido de rey, sentado en un trono a orillas del mar, moviendo su espada sobre el océano. Sting aparece cada vez más tapado por el agua. Es decir: recrea la legendaria escena de Canuto el Grande.
Unos 20 años antes, en 1972, se había editado el disco Foxtrot, de la banda Genesis, aún con la presencia de Peter Gabriel en su formación. En ese disco hay una canción titulada "Can-Utility and the Coastliners", que en varios pasajes remite a lo que uno imagina que debió ser la manera de cantar de los antiguos juglares para contar historias y leyendas de reyes y guerreros. Resulta ser que el título del tema (en español, algo así como Can-Utility y los Guardacostas) contiene un juego de palabras entre Canute y Can-Utility (en inglés a este rey se lo conoce como Knut, Cnut o Canute).

La canción habla de las páginas de un libro desparramadas junto al mar, atrapadas por la arena y mojadas por las olas, que cuentan la historia de un hombre que se cansó de que lo alaben y dijo: "nosotros no necesitamos de aduladores". Después la letra mezcla la historia con la leyenda y da a entender que nuestro amigo Canuto fue al mar a demostrar su poder y que el mar lo fue tapando, mientras él se ponía colorado e intentaba disimular con una sonrisa. La canción dice que las olas cantaban "coronémoslo".
Mucho más acá, en 2006, Thom Yorke, el líder de la banda Radiohead, editó su primer disco solista titulado "The Eraser". En la tapa podemos ver a un hombrecito que representa al rey Canuto tratando de dominar la marea. Pero al apreciar el arte completo del album vemos que se trata una ola gigantesca que se está llevando puesta a toda Londres. En el dibujo, las aguas arrastran al Palacio Westminster con todo y su torre Big Ben. Justamente eso que por estos días cuentan que es posible que suceda con la emblemático edificio. Y que sólo el poder de Canuto el Grande o 1.000 millones de libras esterlinas podrán evitar.

2 comentarios:

Cristian dijo...

Es interesante poder disfrutar de la historia de la musica ya que me resulta fascinante conocer ciertos detalles que no muchos saben. Para los que nos gusta la musica sabemos que gran parte de la historia ha ocurrido en Inglaterra y por eso me gustaría obtener pasajes a londres

Camila dijo...

Para los que nos gusta ir a nuevos sitios esta bueno tener la posibilidad de disfrutar en Internet sobre destinos para conocer en el futuro. Ahora tenia ganas de obtener vuelos a londres ya que encuentro información muy interesante sobre dicha ciudad.