lunes, 19 de octubre de 2009

INVASIONES


"Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en el medio del patio" Julio Cortázar
Indispensable ver primero esta escena. Por lo menos si la nota les resulta un bodrio habrán visto algo lindo antes.

Detalle técnico: Hagan click en "play" pero de inmediato pongan el video en pausa. Ahora vayan al ángulo inferior derecho de la pantallita, donde hay un triangulito. Al posar el cursor allí, aparece un pequeño menú. Sin hacer click deslizar el cursor a una de esas opciones, que es CC (close caption). Al deslizar el curzor sobre la flechita se podrá seleccionar subtítulos en español. Aclaro esto sobre todo para los no francoparlantes, que deben ser unos cuantos. Ahora sí, play.

¿Quién no se enamora de actrices de cine, bailarinas, deportistas, celebridades en general? Y eso es un poco lo que muestra este hermoso pasaje de Las Invasiones Bárbaras (Les invasions barbares, Denys Arcand, 2003).

Con el bueno de Rémy (el pelado, digamos) compartí un fugaz enamoramiento por Chris Evert.

Sophie Marceau, Patricia y Rossana Arquette, Juliette Binoche, su majestad Rania (aunque las monarquías me parezcan deplorables), Ariadna Gil, Michelle Pfeiffer, Mercedes Morán, Ellen Page, Bárbara Lombardo, Cecilia Rognoni, Natalie Portman, Chan Marshall (Cat, para los amigos), Virginia Innocenti y puedo seguir hasta mañana. Algunas pueden resultar hasta feas para otros paladares. Pero nada de eso importa. Uno se enamora y ya. De pronto aparece el en patio con los huesos rotos, como dijo Cortázar.

Precisamente con Las InvasionesBábaras perdí la cabeza por Marie Josée Croze, con quien tuve la oportunidad de reencontrarme en el bar de un hotel de Munich (la película de Spielberg, se entiende). Avner no cayó en la trampa, Carl sí y así le fue, pobre. Yo hubiese corrido la misma suerte que Carl.

Hoy por hoy estoy enamorado de Katherine Keener.

Y después están los amores más reales, de más acá. Pero eso no viene al caso. No en este momento.

Hace poco una amiga me recomendó dormirme pensando en algo agradable para descansar bien y despertarme optimista y alegre. Lo cierto es que aún no me dormí nunca pensando en el Caribe.

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